Lo que el lunes era una "extraña muerte", fue un plan macabro para acabar con un nene de 2 años. El acusado fue delatado por una amiga que no soportó saber la verdad y llamó a la Fiscalía.
Horror en Salta "¡Gracias a todos!" La voz se levantó por encima del llanto y el murmullo. Era el abuelo y bisabuelo de Alejandra Párraga y Amir Párraga. Él abrazaba aún a su quebrada hija, madre de la joven y el niño asesinados con cianuro. La última luz del día se apagaba ayer en el cementerio San Antonio de Padua. El sepelio, que llegaba a su fin, fue una extensa herida de dolor abierto.
El doble crimen que conmovió a toda Salta ayer ocurrió el lunes. Aunque lo que en principio se creyó que era una muerte dudosa, porque no se veían en la escena del hecho signos de violencia, terminó siendo un plan siniestro.
El lunes, Franco Rodrigo Gaspar Cinco había ido a la casa de su novia. Hacía menos de un mes que la joven, de 26 años, lo había presentado oficialmente a la familia que vive en Gorriti 844.
Llevaba una botellita de agua. Dijo que era agua bendita traída de la Catedral y se la ofreció a Alejandra para que le diera a beber a su pequeño Amir, de 2 años, que estaba un poco enfermo. La intención, le habría dicho, era que lo ayude a curarse.
Pareció un acto de cuidado y preocupación hacia el niño. Pero, según lo que informó ayer la Fiscalía Penal, era una simulación.
En la botella no había agua bendita, sino un potente veneno: cianuro.
Los detalles son objeto de la investigación y la reconstrucción que harán los peritos que intervienen en el caso.
Lo cierto es que madre e hijo bebieron el líquido y al poco tiempo empezaron a sentir sus terribles efectos. Tras llamar a una ambulancia, el niño fue llevado a una clínica privada pero, a pesar de las atenciones, falleció el lunes a las 16.45.
Alejandra también fue llevada para ser atendida, pero al hospital San Bernardo. Allí, a pesar de los esfuerzos médicos, murió casi una hora después de su pequeño hijo.
Prueba contundente
El lunes en la tarde y noche, peritos del Cuerpo de Investigadores Fiscales y de la Policía inspeccionaron la casa de los Párraga y levantaron todas las pruebas posibles. Las dos muertes aún no tenían una clara explicación y eso los obligó a relevar cada detalle y levantar todo objeto sospechoso. Entre ellos, la botella.
"Es una muerte dudosa y lo que la haya causado seguramente se sabrá cuando se hagan las autopsias de los cuerpos", dijo un investigador.
Ese estudio se hizo ayer y concluyó a media mañana. Los resultados fueron contundentes: los cuerpos presentaban rastros de cianuro.
Apenas tuvo el resultado en sus manos, el fiscal penal Pablo Paz ordenó la detención del novio de la víctima, Franco Rodrigo Gaspar Cinco.
Una "macana grande"
Pero no fueron solo los estudios toxicológicos realizados como parte de la autopsia lo que determinaron que el fiscal pidieran que detuvieran al muchacho de 28 años.
En la mañana, una llamada fue determinante.
Una mujer, que en ningún momento dio su nombre, se comunicó con la Fiscalía Penal y dijo que había recibido un mensaje o una llamada de Gaspar Cinco en la que le contó: "Me mandé una macana grande".
Ella no había entendido qué le quiso decir apenas lo escuchó. Sin embargo, cuando las horas pasaron y se enteró de la muerte de Alejandra y Amir, la pieza del rompecabezas que le había quedado suelta encajó en la historia.
El horror de semejante realidad la superó y eso la llevó a dar aviso.
"Si no hubiera sido por esa chica, quizás ni sabíamos aún lo que había pasado", dijo ayer una mujer, amiga de la familia Párraga, que los acompañaba en el velorio.
No quería al niño
Amigos y familiares no dudaron ayer en afirmar que Gaspar Cinco no quería a Amir. Lo veía como una gran interferencia -o tal vez una competencia- en la relación que él tenía con Alejandra desde hacía solo pocos meses.
Varios amigos de la joven recordaron un episodio que mostraba el rechazo que el muchacho tenía hacia el hijo de su pareja. Contaron que hace no muchos días, Alejandra, Amir y Franco Rodrigo fueron a pasar un día al dique Cabra Corral. Allí hubo un episodio de violencia de él hacia el niño.
Dicen que Alejandra tuvo que intervenir para resguardar a su hijo, y eso habría afectado el vínculo en la pareja, aunque aún así siguieron juntos.
Este hecho, o tal vez otras cosas vistas por su familia, hacían que Gaspar Cinco no les terminara de agradar, según contaron varios amigos de la joven.
Arrestado en el velorio
Un hecho que confundió fue que Gaspar Cinco estuvo junto a Alejandra y su familia desde que ella y su hijito se sintieron mal hasta ayer a la mañana, en el velorio realizado en la sala ubicada en Zuviría al 1700.
Su presencia no despertaba sospechas, por eso fue tan importante la llamada anónima que recibió la Fiscalía.
Apenas tuvo los elementos suficientes, el fiscal penal Pablo Paz ordenó que lo detuvieran de inmediato.
Una patrulla de la División Homicidios llegó a la sala, ayer cerca de las 11, y allí procedió a detener a Gaspar Cinco, en medio del dolor desgarrador de la familia de sus víctimas.
Amigos y compañeros, presentes
Alejandra era una joven muy activa y eso le hizo tener muchos amigos. Ella estudiaba nutrición en la Universidad Nacional de Salta y, si bien hace casi un año había dejado de asistir, en marzo había retomado los estudios. También estudiaba danzas latinas. Ayer, en el velorio y en el cementerio San Antonio de Padua, sus amigos estuvieron junto a su familia. Abrazados, en silencio, con diálogos entrecortados y rostros de dolor y llanto, recordaron vivencias y despidieron a su amiga. También asistieron sus profesores y muchos amigos y vecinos de los Párraga.
Fuente: El Tribuno