El turista húngaro practicaba parapente y sufrió un accidente. Se quebró varias vértebras, se fracturó el cráneo y la sangre se aprisionó sobre su cerebro.
La última cosa que Thomas Antalffy recuerda es estar volando lentamente hacia el suelo una tarde después de un magnífico vuelo de tres horas de parapente en el centro de Brasil.
Se despertó a la mañana siguiente cubierto de sangre "en medio del monte".
"Recuerdo que me dolía un hombro, pero aparte de eso, no sentí ningún dolor. Incluso me tomé una selfie", dijo Antalffy a CNN.
El empresario húngaro había estado practicando parapente intermitentemente por un par de décadas; esta era solo otra aventura. Así que empacó su paracaídas y arrastró su bolsa de 20 kilos a la carretera, donde le pidió a alguien un aventón y regresó a su hotel.
De hecho, pasaron varios días antes de que descubriera de que en la caída libre de parapente que ni siquiera recuerda se rompió el omóplato y numerosas vértebras; ni que se fracturó su cráneo y la sangre se aprisionó sobre su cerebro.
Antalffy de 54 años viajó desde su casa de Londres con un grupo de entusiastas a una aventura de parapente de dos semanas en Valadares, Brasil, aunque dijo que tiene muy pocos recuerdos de la primera semana después del accidente del 23 de febrero.
Cuando Antaflffy no regresó al hotel esa noche, sus colegas llamaron a la policía, pero estaban convencidos de que sólo tenía heridas relativamente leves cuando entró por la puerta a la mañana siguiente.
Después de un viaje al hospital, que estaba invadido de un brote local de fiebre amarilla, Antalffy fue enviado de vuelta a la cama en su hotel bajo sedación fuerte. Sus colegas planeaban llevarlo a casa en un avión en unos días.
Pero de hecho, la sangre se estaba acumulando en su cerebro y apenas estaba consciente, contó Antalffy. En medio de su aturdimiento, tomó dos veces las píldoras prescritas.
Su esposa Anita Dangel, que se había quedado en casa en Londres, no había podido comunicarse con él por teléfono durante dos días, y cuando finalmente llegó al hotel y habló con su marido, supo que algo andaba mal.
"Me dijo: 'Estoy muy débil, tuve un accidente, estoy demasiado débil para volver a casa, por favor ven a ayudar'", le contó a CNN.
"Eso fue una luz roja para mí, él es tan independiente, que si él puede hacer algo por su cuenta, lo hará".
Dangel luchó por llegar a Valadares, e incluso entonces los médicos le dijeron que podían volar a un hospital más grande en la cercana ciudad de Belo Horizonte. La intuición la guió y eligieron una ambulancia de seis horas.
"Cuando llegamos aquí e hicimos una exploración de la cabeza, los médicos nos dijeron que era un milagro, que habría muerto si hubiéramos intentado volar con tanta presión en su cerebro".
Más de tres semanas después, Antalffy se recupera rápidamente. Esperan volar a casa a finales de mes.
"Hay cosas que cambian tu vida para siempre", dijo Dangel. "Esta es definitivamente una de ellas. Nunca seremos los mismos".