A pura seducción y simpatía, la rubia va por su segunda temporada haciendo teatro. Le da vergüenza que la llamen actriz, pero tiene muchas ganas de aprender. Habla de Agustín, su novio.
Comenzó como azafata en A todo o nada, el programa de Guido Kaczka, y en 2015 fue convocada por Marcelo Tinelli para consagrarse como la gran revelación del Bailando de ese año. Lo que siguió fueron todas alegrías. Se destapó como actriz en teatro y continúa afianzado una carrera que parece no tener techo. Por carisma y profesionalismo, que se suman a su rostro angelical y unas curvas descomunales, Ailén Bechara (25) deja su huella al pasar. Hoy se luce en Sálvese quien pueda, una de las obras más destacadas de Carlos Paz.
–¿Cómo te llevás con tu carrera de actriz?
–Creo que el título de actriz me queda grande. ¡Perdón, Norma Aleandro! De todas maneras, voy aprendiendo cada vez un poquito más. Debuté en esto el año pasado y era un queso. Ahora estoy más afianzada y hasta yo noto el cambio, me siento más suelta arriba del escenario y aprendo día a día con mis compañeros, que son los mejores. Siento que voy ganando experiencia y oficio.
–¿Te gustaría ser parte de una tira?
–Obvio, que Adrián Suar me tenga en cuenta. Sé que no soy buena, pero tengo un gran compromiso. Estudié actuación y apenas vuelva a Buenos Aires voy a retomar. Es algo que me apasiona y me encantaría seguir creciendo en esto. La pasión y la garra por esforzarme no las negocio por nada. Creo que los productores ven eso en mí.
–Cada foto sexy que aparece tuya es una revolución, ¿cómo te llevas con el mote de bomba sexual?
–Me da un poco de pudor, no lo voy a negar. Entré al medio como modelo y sé que vende eso, pero no busco generar nada. Es verdad que se arma un gran revuelo en los portales, estoy al tanto. Pero como pasa con todas las chicas. Una cosa es ser una bomba sexual y otra es jugar a serlo. Yo estoy jugando, no me creo eso de ser una bomba.
–¿Cómo hacés para mantenerte?
–Entreno mucho, pero acá en Carlos Paz no estoy haciendo nada. No tengo fuerza de voluntad para hacer nada. Duermo cuatro horas por día. A la tarde, en el momento que tengo libre, duermo la siesta. Y después, entre las uñas o alguna nota y el teatro, no me queda tiempo. Por suerte tengo muchas escaleras donde estoy parando, y eso me ayudó… Tengo las piernas y los glúteos súper duros. La cola que todos me elogian la tengo así gracias a las escaleras… No me subo más a un ascensor. Señora, le recomiendo subir y bajar escaleras.
–¿Ni tiempo para tu novio?
–Sí, para él sí. Antes de dormir la siesta hacemos el amor, y después nos dormimos cucharita. Al final, me parece que duermo menos de cuatro horas, ¡y vos querés que vaya al gimnasio!
–¿Cómo viene el romance con Agustín?
–Súper bien. Hace cinco meses que estamos juntos y la relación se afianza cada vez más, con muchos planes a futuro. Hoy por hoy, estamos probando la convivencia en Carlos Paz. Por ahí, si todo marcha bien, la sigamos en Buenos Aires. Conocí a una persona bárbara, que me cuida y me entiende, justo lo que estaba necesitando.
–¿Entiende tu profesión y la exposición que tenés?
–Sí, él no es celoso. Eso en esta profesión se agradece. Que sea celoso lo justo y necesario, ni un extremo ni el otro. Me conoció siendo famosa y sabe cómo es esto de hacer producciones, que se hable, de que por ahí vamos por la calle y me dicen algún piropo. La verdad es que estamos muy bien y los dos aprendimos a conocer el trabajo del otro.
–¿Qué planes tienen a futuro?
–No queremos apresurarnos y que eso interfiera en lo lindo que estamos formando. Pero ya empezamos a hablar a futuro. En chiste nos contamos cómo sería nuestro casamiento, nuestras vidas con hijos… Si bien es una broma, creo que hay algo de verdad. En algún momento vamos a llegar a eso.