La participante estrella de Combate despliega su belleza en una producción es picante con sus compañeros de reality: "Algunos posan para la cámara y sólo se preocupan por mostrar el físico".
Auténtica de pies a cabeza. Si hay algo que sobresale de Mica Viciconte (27), es su frontalidad. Desde que llegó de Mar del Plata para probar suerte, la rubia encontró un lugar en Combate, donde hace tres años es una de las participantes más destacadas. Y más polémicas. Es que con ella no hay medias tintas, o se la ama o se la odia, tal cual lo reflejan las redes sociales, en especial por la histórica rivalidad con Flor Vigna.
Dueña de una figura excepcional y natural, gracias a que desde chica hizo natación y hasta se graduó de guardavidas, Micaela también encontró el amor en el reality de elnueve: está de novia con Mauro "Pitu" Blázquez (34), con quien convive desde hace un año. De eso hablará durante la nota, luego de posar súper sexy para Ciudad.com: una charla íntima que deberían leer con atención sus compañeros de Combate Evolución, ya que lanzó declaraciones muy picantes...
-¿Estás cerca de Bailando 2017?
-Y, se habla mucho… El año pasado pasé por la misma situación y aunque no quiera, me ilusioné con que iba a entrar, como que ya estaba en la lista, bailé con (Jorgito) Moliniers en Este es el Show, pero no se concretó. Este año lo espero con menos expectativa, estoy tranquila. Si me llaman, voy porque sería una puerta gigante, bienvenido sea. Pero no me quiero ilusionar como el año pasado, porque no estuvo muy bueno. Por lo pronto, no recibí ningún llamado de parte de Ideas del Sur.
-Ilusión al margen, ¿cómo viene tu 2017?
-Sigo en elnueve con Combate Evolución, estoy muy contenta con eso. La realidad es que estoy más enfocada a lo que quiero, que es la conducción de un programa, o coconducir. Además, hago videos de fitness, campañas, presencias, pero lo más fijo es Combate, gracias a elnueve que me dio la posibilidad de crecer. Se había corrido el rumor de que el reality iba a volver a estar de lunes a viernes por la tarde, pero lo dejaron sábados y domingos de 18 a 21 y nos está yendo bárbaro, así que no creo que lo cambien. Para mí es mejor que sea sólo los fines de semana, ja, ja.
-¿Cómo sigue tu relación con Pitu Blázquez?
-Re bien. Va un año de noviazgo y de convivencia, porque fue todo casi al mismo tiempo. La verdad que parece mentira, porque cuando nos conocimos él era del equipo rojo y yo del Verde, y si bien nos llevábamos bien y los colores tiraban mucho, como que no lo miraba mucho por la rivalidad y los fantasmas de que los del Rojo eran malos. Después, la relación fluyó. A la temporada siguiente nos pusieron en el mismo equipo, el Verde, y eso fue buenísimo. Y acá estamos, súper bien.
-¡Se ve que tienen una muy buena convivencia entonces!
-Y sí, lo que pasa es que yo viví en una pensión con otras 15 personas, entonces ya nada me asusta, ja, ja. Vivimos en un loft con dos pequeños patios en la zona de Palermo. Para ser sincera, en la convivencia nos llevamos bien, no nos peleamos por esas cosas, sino que cuando discutimos es por cuestiones de nuestra relación cotidiana.
-¿Cómo se dividen las tareas?
-Es difícil, porque yo soy muy obsesiva del orden y la limpieza, me gusta que todo esté preparado, que la heladera siempre esté llena. Mauro es un poco más relajado, limpia básicamente porque yo se lo pido. De hecho, creo que en todo este tiempo jamás armó la cama, pero hace otras cosas, como cocinar. Tiene otras virtudes, se da maña, como por ejemplo que cuando la semana pasada se rompió una manguera en el baño, se encargó de comprar el repuesto y hacer la reparación solito. Como él viaja mucho ida y vuelta a Bahía Blanca, cuando hay problemas en la casa, los soluciono yo llamando al especialista que haga falta para el arreglo.
-¿Cuál es el plato con el que Pitu se luce?
-Por el momento, está experimentando en la cocina y si bien no es un gran chef, la pilotea. Ya después de un año de probar, ahora le salen muy bien los tacos. Le agarró la mano, pero sólo le pone los condimentos picante a los suyos, a mí no me gusta el picante en las comidas y me los hace suaves.
-Además, viven con un perro…
-Sí, pronto van a ser dos. Mauro tiene un Shar Pei ¡sin arrugas! de siete años, que se llama Ron. Dentro de 10 días viene Loja, el perro Shar Basset. Así que vamos a tener un perro inteligente, el mió, y uno totalmente torpe, el de Mauro (risas).
-Más allá de las mascotas, ¿ya se habla en la sobremesa de casarse o tener hijos?
-Por el momento no es algo de lo que se hable. Igual, lo que más nos limita es el tema de cortar la carrera, más que nada la mía, que sería la que lleve la panza. Porque hoy por hoy sería complicado. Pero si el día de mañana pasa, será bienvenido. A mí me encantaría ser mamá, no ahora, pero a los treinta y pico, sí. Por otra parte, la verdad es que yo no creo mucho en los papeles, porque creo que cuando uno se casa, lo arruina y se termina separando. Si uno está bien, el papel no va a cambiar nada. Sí me gustaría hacer una fiesta en la playa. Estoy casi segura que a él tampoco le interesan los papeles.
-¿Qué le responderías si te pide casamiento?
-Creo que me conoce, por eso nunca lo mencionó (risas). Pero si quiere casarse, nos casaremos, tampoco es un no rotundo.
-¿Les cambió mucho la vida el hecho de separarse por la temporada?
-Sí, veníamos de mucha convivencia, de estar todos los días pegados porque los dos estábamos en Combate. Después, ambos renunciamos al programa, pero yo regresé y él no. Ahí fue un shock para los dos, porque para colmo el viajaba mucho a Bahía para trabajar en la escuela de acrobacia y empezaron a haber muchas discusiones. Pero ahora él entró a trabajar como profe de gimnasia dos veces por semana en Despedida de Solteros, y al estar los dos acá, es diferente y estamos bien. La verdad que está bueno que no tengamos el mismo trabajo los dos, que cada uno tenga su propio lugar. Además, como que discutimos menos, porque antes chocábamos mucho por las propias estrategias dentro de Combate que debatíamos dentro de casa. Y es un alivio ahora, porque al estar en laburos diferentes, los dos cambiamos de aire, nos relajamos más al volver a casa.
-¿Te sigue pesando que Pitu y vos sean una pareja tan popular y querida en las redes sociales a la hora de la intimidad?
-Cuando uno empieza a trabajar en la tele sabe bien que deja de tener vida privada, uno sabe que se expone un montón de cosas. La tele tiene un montón de cosas positivas y otras que son súper negativas. Quizá yo no estaba acostumbrada a tener una relación, que la vea todo el mundo, tener que dar explicaciones sobre lo que pasa. Todas las relaciones tiene discusiones y pasan por malos momentos, pero es desgastante tener que explicar todo todo el tiempo, no me gusta. Siempre llevé mi vida muy en privado, pero hoy se hace complicado, aunque tampoco voy a dejar de salir a comer afuera para que no nos vean. Uno se acostumbra. Además, estoy agradecida al reality y a los fans porque todo lo que logré fue por ellos, desde estar en programas de televisión o conseguir otros trabajos y los fans hasta me hicieron ganar un premio monetario en Combate. La realidad es que les debo todo, me gusta, pero a veces es incómodo estar cenando a solas con tu novio en un restaurante y que te pidan una foto. Uno quiere tener sus momentos de intimidad y paz.
-¿Cómo te llevas con los chicos de Combate?
-Yo tengo la mejor onda con todos. Hay muchos chicos que son muy chiquitos. Pasa que dentro del juego uno quiere permanecer y hace lo posible por estar, se recurre mucho a la mentira, a la pelea. Me llevo bien con todos, pero no soy amiga de ninguno de los que están, sino que mis amigos son los de la primera temporada y después de tres años los sigo viendo. La gente de la primera temporada era más laburante, no estaba con el objetivo de ser famosa, en su momento entramos para ganar el premio. Hoy el que entra a Combate es para ser famoso, mostrar la cola, para bailar y se desvirtuó mucho. No quiero a esa gente como amiga, no me gusta porque dicen que quieren lo mejor para el equipo, pero después uno ve que posan para la cámara y sólo se preocupan por el físico. Además, hay muchos chicos jóvenes a los que se les sube la fama a la cabeza y están en cualquiera, pero no se dan cuenta que al salir de ahí, las redes se empiezan a apagar y uno empieza a desaparecer. No tengo nada contra nadie, pero no me junto a comer asados en lo de los Mellizos Nayar, por ejemplo. No estoy para juntarme, que sea un puterío y que estén todos con todos, que al día siguiente se cuente en la tele con quién estuvo cada uno. No me gusta.
-¡¿Para tanto?!
-Pasa que a veces hay juego físicos y hay gente que no se entrena, y a mí me desespera que un compañero queda eliminado y se queda sin trabajo si no se pone el máximo esfuerzo en pos del equipo. Eso va más allá de mostrar o no el cuerpo. Pero son chicos y muchos no tienen experiencias, porque uno si llega tarde a cualquier trabajo le quitan el presentismo, pero acá no pasa. Recién ahora están sacando puntos y está bueno que haya algo más de responsabilidad.
-Hablás mucho de que muestan el cuerpo. ¿Vos cómo te llevás con tu cuerpo?
-Bien, cada uno tiene el cuerpo que Dios le da. Después, está en uno mejorarlo o no. Yo no soy partidaria de las operaciones, porque les tengo miedo en realidad. Además, tampoco quiero ser alguien que no soy. Si el día de mañana soy mamá y se me caen las lolas, quizá me las levante. Nunca me gustó mi nariz, no me gusta, y pensé en operármela. Pero tengo miedo de que me quede mal, o deje de ser yo misma, así que lo descarté porque si me va bien así con esta nariz, no la voy a cambiar. Me la quedo. Prefiero ser lo que soy, entrenarme y mejorar lo que puedo. Hay que empezar a a quererse un poco más.