Ella dice que es genética, pero muy pocos le creen. Lo cierto es que la rubia tiene un secreto muy bien escondido.
Cuando les preguntan a las chicas cómo hacen para estar siempre divinas y ellas dicen: "No sé, es la genética...", no les crean. Hay mucho trabajo, tiempo y sacrificio detrás de eso. Lo importante es engancharse con algo que sea divertido y que despierte el entusiasmo. Floppy Tesouro, por ejemplo, está a full con sus clases de baile con el coreógrafo Charly San Martín. Junto con otras chicas, va a un gimnasio. Allí se ponen frente al espejo, suben el volumen de la música y empiezan a hacer los pasitos. Al ritmo del reggaeton, Floppy transpira y mejora su capacidad aeróbica. Y, de paso, practica para un posible llamado del Bailando 2018.
¡Qué tal! Esto también la ayuda para dejar atrás esos gramos demás que trae cada vez que se junta a comer con Susana Giménez, Facundo Moyano y toda esa banda, en su departamento de Puerto Madero, que son bien amantes de la vida de lujos y placeres (dicen los habitué que lo que más sobra es el champagne y las cosas ricas en esas juntadas).
A full con el cuidado de la pequeña Moorea, Floppy reconoce y da más tip para estar muy bella: “En casa comemos todo orgánico y hace años que dejé las frituras. Me cuido con la calidad más que con la cantidad. Igualmente, tengo una genética privilegiada; no soy de engordar. Empecé a entrenar no bien me dieron el alta, después de la cuarentena. Y de a poco fui sumando distintas disciplinas. Hago pilates dos veces por semana, otro día aparatos en el gimnasio, otro un entrenamiento al aire libre que se llama RT Fit y tomo clases de baile. Además, me cuido el cuerpo con una aparatología no invasiva que se llama Accent, y me hago drenaje linfático y masajes descontracturantes. También sumo un entrenamiento diario que es muy fácil: el paseo de Moorea en cochecito, que a ella le divierte y a su mamita la ayuda a volver a su estado”.
Y completa: “Cuando uno es una figura pública y vive de su imagen, muchos están pendientes de cómo quedaste después del parto. Pero siempre me gustó estar bien por mí, más allá de la opinión del resto. Tuve mis momentos en pijama y rodete, como también los tengo ahora que estoy mami full time, pero trato de no perder la coquetería. ¡Hasta el día del parto de Moorea me peiné y maquillé! Me encanta estar sexy y ocuparme de mi imagen. En el momento en que pusieron a Moorea en mi pecho me convertí en una leona. Y desde entonces me siento más sexy y plena que nunca”.
El amor. La rubia reconoce que fue complejo llevar el tema de su pareja y la cuarentena: “La maternidad genera cambios en la pareja y como mujer. Con Rodri ponemos todo para ser buenos padres y al mismo tiempo cuidar la pareja. Porque si bien somos amigos hace mucho, estamos juntos hace tan sólo un año y deseamos tener nuestros momentos. No es fácil... Todo el que sea padre o madre lo sabe... ¡pero hay que ser dedicado y creativo, y buscarle la vuelta!”.