Algunos dicen que este fue su año. Sacó disco, agotó entradas en cuanto lugar se presentó, fue premiada y elogiada por su participación como jurado en el Bailando. Del desencanto de su relación con Mariano Martínez a su nuevo romance.
Ser. No necesariamente lo que mal empieza, mal acaba. Este año comenzó movidito para Lali Espósito: se despidió de uno de sus grandes éxitos, Esperanza mía, y también de su relación con su coprotagonista, Mariano Martínez, en medio de un escándalo. Pero ella puso primera y rápidamente dejó atrás ese primer y difícil capítulo que se le presentaba. Fuerza y actitud son dos palabras claves para definir a la artista pop con más proyección internacional de los últimos tiempos. Otra es Soy, que más allá de que la lleve inscripta en su piel y le dé título a su segundo trabajo discográfico, es un mantra que acompaña a Lali para mantenerse fiel a sí misma. La fama y el ego pueden ser dos compañeros tramposos y la ex Teen Angels lo tiene claro, aunque jamás le tocó vivir un fracaso en lo profesional, sabe que cultivar la templanza evita caer en el abismo: “Tengo como un pánico de dejar de sentirme yo. Necesito gente que me diga la verdad. El ego puede ser muy autodestructivo”, confesó a revista Gente.
El balance de este año es positivo y por eso muchos no dudan en decir que es el año de su consagración, con más de 50 shows, un disco que se convirtió en Oro a poco de su salida, ocho provincias recorridas, ocho países a nivel internacional, el reconocimiento de la generación MTV que la eligió como Mejor artista de América del Sur, protagonizar campañas gráficas (como la de Sedal que ilustra esta nota) y un paso por el jurado del Bailando por un sueño que terminó con el público pidiendo por más de Lali. “Este fue un año bisagra y de mucho aprendizaje para mí”, aseguró la cantante.
Lali tiene ese factor que pocos artistas tienen, dueña de una autenticidad que la acerca a su público, con aires de diva, pero cercana. De las que suben al escenario y se comen el mundo, pero que abajo les gusta perderse entre la gente, ella sigue siendo una piba de barrio que tuvo la suerte de vivir su sueño. Lali es la mejor aliada de Lali: “A mí me aliviana mucho ser auténtica. No hago un personaje. Lo que se ve de mí es lo que soy. Y creo que eso me permite surfear los momentos malos. No la careteo”, sentenció.
Amar. Una de las primeras canciones que escuchamos de su primer disco sonaba demasiado autorreferencial como para no tomar nota de lo que la muchacha cantaba recién separada del actor Mariano Martínez: “Me perdí en promesas tan falsas, ya nunca más voy a decir es para siempre, quiero aprender a comprender, que el amor duele, cuánto me duele”, sin embargo, todas las certezas pueden ponerse patas para arriba cuando el amor vuelve a golpear la puerta, o, ante nuestra resistencia, se cuela por una ventana, y así parece que resultó para Lali, que comenzó el año enfocada por completo en lo profesional: “Fue un momento de mi año. Un error del desamor. Después se me pasó y ya estaba diciendo: ‘Quiero enamorarme de nuevo’”, relató.