El 60% de los argentinos tiene sobrepeso y uno de cada cuatro mayores de 18 años es obeso.
Por definición, según la Real Academia Española, una epidemia es "un mal o daño que se expande de forma intensa e indiscriminada". En tanto por pandemia se entiende a "una enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región". Y lo cierto es que las descripciones encajan a la perfección con lo que ocurre con la obesidad en todo el mundo de un tiempo a esta parte.
Así las cosas, a los números en personas adultas se suma la preocupación que el flagelo ocasiona en los niños.
"La obesidad infantil está tomando proporciones alarmantes en muchos países y supone un problema grave que se debe abordar con urgencia. En los objetivos de desarrollo sostenible establecidos por las Naciones Unidas en 2015, la prevención y el control de las enfermedades no transmisibles se consideran prioridades básicas. Entre los factores de riesgo para las enfermedades no transmisibles, la obesidad suscita especial preocupación, pues puede anular muchos de los beneficios sanitarios que han contribuido a la mejora de la esperanza de vida", alertaron desde la Asamblea Mundial de la Salud, en su Informe de la Comisión para acabar con la obesidad infantil emitido en marzo de este año.
En el punto 22 del anexo del mencionado informe, se mencionan algunas de las consecuencias físicas y psíquicas que puede traer la obesidad a los niños que la padecen: "La obesidad tiene consecuencias físicas y psicológicas para la salud durante la infancia, la adolescencia y en la edad adulta. De por sí, es causa directa de trastornos de salud en la infancia, en particular complicaciones gastrointestinales, osteomusculares y ortopédicas, la apnea del sueño, y la manifestación temprana de enfermedades cardiovasculares y diabetes de tipo 2, así como las afecciones concomitantes de estas dos últimas enfermedades no transmisibles. La obesidad en la infancia puede contribuir a dificultades conductuales y emocionales, como la depresión, y también conducir a la estigmatización y a una socialización deficiente, y reducir el nivel educativo que puede alcanzar el niño".
Datos que hablan por sí solos
La Organización Mundial de la Salud (OMS) entiende que el sobrepeso y la obesidad ya son una pandemia a nivel global, y aportan datos para entender este fenónemo que, aclaran sus expertos, podría prevenirse:
⦁ Desde 1980, la obesidad se ha más que duplicado en todo el mundo.
⦁ En 2014, más de 1900 millones de adultos de 18 o más años tenían sobrepeso, de los cuales, más de 600 millones eran obesos.
⦁ En 2014, el 39% de las personas adultas de 18 o más años tenían sobrepeso, y el 13% eran obesas.
⦁ La mayoría de la población mundial vive en países donde el sobrepeso y la obesidad se cobran más vidas de personas que la insuficiencia ponderal.
⦁ En 2014, 41 millones de niños menores de cinco años tenían sobrepeso o eran obesos.
⦁ La obesidad puede prevenirse.
En la Argentina, según el organismo, el 60% de los habitantes tiene sobrepeso y uno de cada cuatro mayores de 18 años es obeso.
Para tomar conciencia de la gravedad del asunto, ofrecieron algunas cifras verdaderamente alarmantes:
⦁ En todo el mundo, el número de lactantes y niños pequeños (de 0 a 5 años) que padecen sobrepeso u obesidad aumentó de 32 millones en 1990 a 42 millones en 2013. Sólo en la Región de África de la OMS, el número de niños con sobrepeso u obesidad aumentó de 4 a 9 millones en el mismo período.
⦁ En los países en desarrollo con economías emergentes (clasificados por el Banco Mundial como países de ingresos bajos y medianos) la prevalencia de sobrepeso y obesidad infantil entre los niños en edad preescolar supera el 30%.
⦁ Si se mantienen las tendencias actuales, el número de lactantes y niños pequeños con sobrepeso aumentará a 70 millones para 2025.
⦁ Sin intervención, los lactantes y los niños pequeños obesos se mantendrán obesos durante la infancia, la adolescencia y la edad adulta.
⦁ La obesidad infantil está asociada a una amplia gama de complicaciones de salud graves y a un creciente riesgo de contraer enfermedades prematuramente, entre ellas, diabetes y cardiopatías.
⦁ La lactancia materna exclusiva desde el nacimiento hasta los seis meses de edad es un medio importante para ayudar a impedir que los lactantes se vuelvan obesos.