“Cuando se tiene un orgasmo se libera un cóctel de hormonas que promueven el buen dormir, como la oxitocina, serotonina y prolactina... Y está comprobado que todos estos elementos mejoran la calidad del sueño de alguna manera u otra”, explica un experto.
Tener relaciones sexuales tiene muchos beneficios para la salud, tanto física como mentalmente. Así que si te estás con insomnio, te interesará saber que el orgasmo ayuda a dormir y mejora la calidad del sueño.
Existen varias razones científicas que comprueban esto, y Shawn Stevenson, experto en el tema del dormir, las recopila en su libro "Sleep Smarter" (“Dormir más inteligentemente”, en inglés).
“Cuando se tiene un orgasmo se libera un cóctel de hormonas que promueven el buen dormir, como la oxitocina, vasopresina, norepinefrina, serotonina y prolactina. Y está comprobado que todos estos elementos mejoran la calidad del sueño de alguna manera u otra”, explica Stevenson.
Ahora, ¿qué efecto tiene cada una de ellas y cómo impactan en el sueño?
La oxitocina, también conocida como la hormona del amor, contrarresta el efecto del cortisol en nuestro cuerpo. “El cortisol es la hormona del estrés, entonces si éste es alto por la noche, fisiológicamente, la persona está cansada”, agrega.
En tanto, la vasopresina es otro componente que se libera durante el orgasmo y, farmacológicamente, también reduce el cortisol, lo cual es importante porque mejora la calidad del sueño.
En cuanto a la serotonina y la norepinefrina, la interacción entre ambas es lo que, en gran parte, regula todo el ciclo del sueño, detalla Stevenson. “En el caso de la serotonina, éste es un neurotransmisor que también se libera cuando tenés un orgasmo. Y la particularidad que tiene es que esta hormona nos hace sentir bien", indica.
Por su parte, la norepinefrina ayuda a regular los ciclos de sueño del cuerpo. "Entonces mientras ésta facilita el sueño REM, la serotonina hace lo mismo con el sueño profundo No-REM", detalla.
Por último, la prolactina está vinculada con la satisfacción sexual y es lo que le da fuerza al orgasmo femenino, pero, por otro lado, también es la responsable de que el hombre no pueda “tener un segundo round sexual”. Según Stevenson, el efecto de esta hormona es tan fuerte que cuando se les inyecta prolactina a los animales de laboratorio, se quedan dormidos inmediatamente.