Viven en una granja que es su abadía, visten hábitos blancos y cultivan plantas de marihuana en el jardín trasero. Son espirituales, activistas y, ahora, famosas.
Las "monjas de la marihuana", como se las conoce popularmente en el Valle Central de California, no pertenecen oficialmente a una orden religiosa ni profesan la fe católica.
Eso lo dejan claro desde que se presentan, para que no haya equívocos.
Sin embargo, hicieron votos, visten hábitos, bendicen las plantas y siguen una serie de rituales en conexión con la Tierra, la Luna y la naturaleza con los que, aseguran, quieren sanar al mundo.
Las hermanas bendicen las plantas de marihuana con salvia quemada.
Una figura controvertida
"No me importa que me llamen monja de mentira", afirma la hermana Kate, de 55 años. "La religión ha hecho mucho daño a las personas".
Su familia, de firmes convicciones católicas, no encajó bien la decisión de Christine Meeusen de presentarse al mundo como monja.
Fue en 2011, cuando los activistas del movimiento Occupy la bautizaron "Sister Occupy" porque empezó a participar en las protestas antisistema con atuendos religiosos.
Para ella, fue una forma de atraer la atención hacia el movimiento y sus consignas.
Alguna vez ha oído en alguna marcha "¡debería darle vergüenza!", pero en general la "hermana Kate" se siente aceptada por la gente.
Mi intención no es burlarme de la Iglesia católica. Yo no sigo la Biblia pero reconozco que para algunas personas es una cura, una medicina”.
Hermana Kate
Llegó a California en 2008, tras vivir 10 años en Holanda, y le costó trabajo adaptarse al mundo rural.
"Esta es la peor zona para vivir y para el turismo, tiene la peor calidad del aire", asegura.
Se refiere al condado de Merced, en el Valle Central de California.
En aquella época ya cultivaba marihuana, pero lo hacía como parte de una cooperativa que cerró en 2013.
De aquella experiencia aprendió mucho sobre los efectos curativos del cannabis.
A la hermana Kate le costó trabajo acostumbrarse a la vida rural. "Soy una chica de ciudad", señala.
"Tuve mucho contacto con personas moribundas que me pedían ayuda", cuenta.
"Querían que los enseñara a fumar con pipa ya que no tenían más hígado para asimilar antibióticos, o eran enfermos de Parkinson y necesitaban ayuda para controlar los espasmos", recuerda.
Como formación profesional, la hermana Kate es analista de sistemas, algo que reitera durante toda la conversación para reflejar que no toma decisiones a la ligera o sin un previo estudio de la situación.
Cannabis por correo
Tras el cierre de la cooperativa, la hermana Kate empezó a barajar ideas sobre cómo aplicar sus conocimientos sobre las facultades curativas del cannabis.
"Vivo en un mundo bipolar: la gente me adora, saben que aplico usos de nuestros ancestros, me comprenden. Pero por otro lado la ley es hostil, las autoridades querrían que me fuera", sostiene la hermana Kate.
Decidió volcarse en el cultivo de la marihuana medicinal para elaborar productos con fines curativos, en el marco de una orden feminista que empoderara a las mujeres y volviera la mirada hacia la sabiduría de las comunidades nativas.
Su compañera de fatigas, la hermana Darcy, de 24 años, llegó a la abadía el pasado otoño pero la conexión es tal que parece que se conocieran de toda la vida.
La diferencia de edad tampoco llama la atención.
Con aceite de coco y otros elementos, las hermanas elaboran un ungüento con base en el componente no psicoactivo del cannabis, el cannabidiol (CBD), que distribuyen por correo postal a clientes de todo el mundo.
Insisten en que sus productos no contienen tetrahidrocannabinol (THC) el principal constituyente psicoactivo del cannabis, responsable de las alucinaciones.
Las Hermanas del Valle tienen permiso para cultivar 12 plantas de marihuana en su terreno.
Los productos que elaboran se basan en el cannabidiol, que no es psicoactivo y se considera que tiene un alcance más amplio para fines médicos.
"Comencé con una línea de productos con los que hice una prueba de mercado. Los mandaba a peluquerías, donde los empleados suelen tener muchas molestias en las manos.
"Busqué el consejo de médicos, indígenas y herbalistas. De aquello salieron tres ingredientes comunes. Me deshice de algunos de los demás componentes, de otros modifiqué las cantidades.
"Ahora, esta crema que mandamos a todos los rincones del mundo tiene facultades que, según nos dicen, son increíbles".
Por ley, las hermanas no pueden hablar sobre los beneficios específicos de su producto, así que remiten a los distintos testimonios que dejan los clientes en la página web de la orden para aquellos que quieran conocer los detalles.
Las fases de la Luna
Las Hermanas del Valle siguen un código de vida espiritual que aplican a todo lo que hacen.
Son estrictamente veganas y célibes durante las dos semanas que separan la Luna nueva de la Luna llena.
Durante este ciclo lunar, la oración está reservada para la producción de la loción.
"Hay meditación, sanación, tenemos el corazón y el alma puestos en la elaboración de un producto que cura", explica la hermana Darcy.
En silencio, varias mujeres se reúnen en la cocina de la abadía, con música suave, para elaborar el producto.
El ungüento es el producto más solicitado y llega por correo a todos los rincones del mundo.
Si se les acumulan los pedidos, no tienen otra salida que producir también fuera del ciclo lunar. Para esos casos ofrecen un descuento, tal es la importancia que le dan a la influencia de la Luna.
El poder de los medios
Las Hermanas del Valle, Kate y Darcy, están algo desbordadas por la atención mediática que están recibiendo en los últimos meses.
El ritmo de producción se ha visto alterado por esta curiosidad periodística.
Pero la hermana Kate ha decidido canalizar este interés como vía para hacer llegar su mensaje al mayor número de personas posible dentro y fuera de Estados Unidos.
Las hermanas Kate y Darcy no están libres de visitas de las fuerzas de seguridad a su abadía.
"La mejor medicina de todas: la creación de empleo", le dice la hermana Kate a BBC Mundo.
"El 95% de las enfermedades están relacionadas con la pobreza y la falta de empleo, si hubiera más trabajo, desaparecerían muchas adicciones", afirma convencida.
Y es que las creencias de las hermanas del Valle van más allá del cultivo de marihuana medicinal: ellas aspiran a un revolucionario cambio del sistema.
Fuente: BBC.com