El hombre es divorciado y vuelto a casar. Un adolescente lo eligió como padrino de su confirmación y el obispo de su diócesis no lo autorizó a participar del sacramento por su “situación irregular”.
Se está convirtiendo en un caso nacional en el mundo católico italiano el de Matteo Mercola, un chico de 13 años que se niega a recibir el sacramento de la confirmación porque su párroco del pueblo de Scorrano y el obispo de Otranto, en la sureña provincia de Lecce, han rechazado por “situación irregular” al padrino que eligió, Vito Maraschio, de 45 años, amigo de familia.
Maraschio escribió una carta pidiendo ayuda al Papa y Matteo espera que el pontífice de Roma lo autorice a que sea Vito su testigo de fe con el sacramento cristiano de la confirmación.
Crece otra vez la cuestión de los católicos divorciados y vueltos a casar por civil, un tema urticante que dominará en parte el Sínodo Mundial de la Familia, convocado por Francisco para octubre que será seguido el año que viene por otra Asamblea Mundial de los episcopales para aplicar en concreto las medidas estudiadas en el primer Sínodo. Para algunos se trata de un pequeño concilio sobre los problemas de la familia católica.
Vito Maraschio está casado por civil con la señora Simona Bongiorno, madre de dos hijas que viven con el matrimonio. Simona se divorció en circunstancias difíciles del primer marido con el que se casó por la Iglesia, que fue condenado a nueve meses de cárcel por golpearla. Maraschio es contador y presidente del comité de la Fiesta de Santa Domenica en Scorrano, de cuyo comité forma parte el padre del pequeño Matteo. El diario La Repubblica, que ayer dio amplia difusión al caso, destacó que “según el derecho canónico quien vive con una mujer repudiada, o sea casada con otro hombre, comete adulterio”. Matteo se niega a elegir otro padrino de confirmación. Su madre, Daniela, explicó que “mi hijo está muy mal. Al principio le pedimos que se eligiera otro padrino pero después comprendimos que no habría servido de nada porque está dispuesto incluso a renunciar a la confirmación, aunque sufre mucho por esto”.
El párroco de Scorrano al principio había dado su autorización, pero después dijo que Maraschio debía hablar con el obispo de Otranto, monseñor Donato Negro. En su carta al Papa argentino, Maraschio explicó que había pedido explicaciones “por una situación que considero injusta a mi obispo”. Al parecer, habló con el vicario de monseñor Negro. Según Maraschio, el vicario Quintino Gianfreda le dijo que “un asesino podía confirmar tras haber descontado su pena y arrepentirse y yo no” por la persistencia en su conducta. Gianfreda dice lo contrario.
El vicario, desde la Curia de Otranto, señaló que “nosotros estamos cerca de nuestros fieles pero las reglas no son discrecionales: quien vive en una situación irregular no puede ser padrino o madrina. Esto no es un juicio sobre las personas. Somos ministros de la fe y debemos hacer respetar las leyes de la Iglesia. El Papa ha abierto una reflexión importante sobre estos temas, pero por el momento el matrimonio sigue siendo sagrado e indisoluble”. Dijo que asimilar el caso de un homicida al de una persona en una situación irregular “es una comparación impropia” que hizo Maraschio.
El conflicto se extiende a Internet, donde el contador Maraschio decidió hacer pública la historia. Creó un perfil en Facebook, donde difunde una petición pública “para unir las fuerzas en esta batalla, que no es solo mi batalla sino también la de millares de cristianos católicos”. Se han juntado ya 400 firmas digitales, informó el “Cotidiano de Puglia”, que “podrían arribar directamente a la mesa de trabajo del Papa Francisco”. El contador Vito Maraschio, en su carta a Francisco, le pide que escuche “la plegaria de un cristiano que espera tener una respuesta a un interrogativo que golpea mi confianza en la Iglesia y genera perplejidad sobre la voluntad de comprender y estar cerca de los fieles”.
Fuente: Clarin