Se denominan Orco kawkachun, fueron encontrados en la base del voclán Llullaillaco y ahora son expuestos en el Museo de Arqueología de Alta Montaña.
Orco kawkachun. Es el nombre que, a partir de ahora, tienen tres zapatos hallados en la base del Volcán Llullaillaco. En quechua, orco es montaña y kawkachun es calzado de, por lo que los profesionales del Museo de Arqueología de Alta Montaña (MAAM) le dieron esta denominación a algo que hasta ahora no existía. Fueron encontrados por una expedición en 2010, pero por falta de elementos estériles en ese momento no tocaron nada hasta el año siguiente, cuando nuevamente se pusieron en marcha para recuperarlos.
El arqueólogo Christian Vitry, el antropólogo Diego Sberna, el arquitecto Mario Lazarovich y el guardaparque Gonzalo Cristófani fueron los privilegiados montañistas y estudiosos que lograron este hallazgo, único en el mundo hasta ahora, ya que no hay antecedentes ni en Perú, Bolivia ni Chile, según los contactos con los museos de esos países.
Y el privilegio llega ahora a la gente, porque desde la tarde de ayer se exponen en cajas de vidrio especialmente acondicionadas en el segundo piso del Mitre 77, de martes a domingo y feriados, de 11 a 19.30. Y esta tarde a las 19 en el museo, Vitry brindará una charla para todo público con entrada gratuita. La exposición del calzado permanecerá hasta fin de año.
Los lugares
Dos áreas son las que durante siglos resguardaron estos tesoros. En el Volcán Quewar (centro de la Puna salteña) se recuperó una sandalia, justo un mes antes que la expedición liderada en 1999 por el antropólogo estadounidense Johan Reinhard, junto a un equipo de argentinos y peruanos, descubriera a los Niños del Llullaillaco. La segunda sandalia y el zapato fueron recuperados por el equipo de Vitry en 2011 en el marco del proyecto Qhapaq Ñan.
“El azar quiso que en 2010 localicemos los calzados en el hueco de una piedra, bastante superficialmente, en la base del volcán”, recuerda Vitry al relatar esa expedición a poco más de 5 mil metros de altura. “Volvimos a recuperarlos al año siguiente con todos los elementos aptos. Una vez en el laboratorio, se abrió este paquete de lana de llama y determinamos que se trataba de cinco zapatos, impares, en distinto grado de conservación”, explica.
Y abunda en detalles que a cada momento despiertan mayor curiosidad. “Por el tamaño, dos pertenecieron a adultos y un tercero es más chico, quizá de un adolescente o una mujer. Probablemente los usaron los que llevaron a los niños a este lugar sagrado, es decir que estaban confeccionados y preparados para esa ocasión. Y presentan una particularidad: tienen el talón gastado, no la punta, lo que significa que se utilizó para subir al volcán y la fuerza del descenso gastó el talón, tras lo cual fueron descartados y quedaron en el hueco de la piedra”.
Montañismo inca
¿De qué años datan? es la pregunta indefectible. Estos zapatos pertenecen al periodo incaico que va desde 1420/30 a 1530/32, cuando llega Francisco Pizarro y atrapa al inca Atahualpa. El dato de las fechas no es menor, porque el montañismo como deporte data de 1786 con el ascenso al Mont Blanc en los Alpes franco-italianos. Significa entonces que, los incas, 300 años antes ya tenían fuerte experiencia en ascensos, y el elemento más trascendental es que, por primera vez, se conoce el calzado que usaron para ello. Es más, hay unos 210 picos en la zona andina con restos arqueológicos, lo que habla a las claras de la frecuente actividad montañista de esa cultura.
Fuente: Diario El Tribuno