Ya era el actor francés más popular de su generación y ahora es el primero en ganar un Oscar: a los 39 años, Jean Dujardin tiene una irrefrenable carrera, que comenzó en el café-concert y prosiguió con éxito en la televisión y el cine.
Gracias a su interpretación del actor de cine mudo George Valentin en "The Artist", Dujardin se convirtió en el primer hombre que ingresa al selecto club de los actores franceses premiados con la dorada estatuilla, junto a Claudette Colbert, Marion Cotillard y Juliette Binoche, ésta última por un papel de reparto.
"Gracias, aaay! Amo este país. Bueno, gracias a la Academia", gritó tras vencer al mexicano Demián Bichir por "A Better Life" ("Una vida mejor), a George Clooney por "Los descendientes", a Gary Oldman por "Tinker Tailor Soldier Spy" ("El topo" o "El espía") y a Brad Pitt por "Moneyball".
El Oscar de este domingo se suma a la ya abultada colección de prestigiosos galardones que ha recibido Dujardin por este papel en la cinta de Michel Hazanavicius: desde el premio a mejor actor del Festival de cine de Cannes hasta el Globo de Oro como mejor actor de comedia, pasando por el británico BAFTA.
"Yo ya gané. El hecho de estar aquí, con todos estos actores, todos estos artistas, ¡ya es enorme!", afirmó el actor a principios de febrero con una mezcla de modestia y candidez que ha seducido a Hollywood.
Nacido en los suburbios de París en 1972, Dujardin descubrió su talento de actor durante su servicio militar. Pero fue en un café-concert donde tomó sus clases de actuación antes de crear una popular "troupe" de cómicos, los "Nous C Nous".
La oportunidad llamó a su puerta en 1999, cuando fue elegido para actuar en la serie televisiva "Un gars et une fille" con Alexandra Lamy, quien se convertiría en su esposa en 2009.
Durante cuatro años, las peripecias de Chouchou y Loulou dominaron el horario estelar de France 2 y pusieron definitivamente a Dujardin en órbita.
El actor fue rápidamente adoptado por el cine, donde comenzó como comediante: entre 2002 y 2004 participó en particular en "Ah! si jétais riche", "Toutes les filles sont folles", "Les clés de bagnole" y "Mariages!".
Con "Brice de Nice" (2005), la adaptación al cine de un surfista descerebrado que Dujardin había creado para el teatro diez años antes, el actor registró más de 4,3 millones de entradas vendidas y cambió de estatuto. Se volvió "rentable": ya se podía financiar un filme sólo con su nombre.
A partir de allí comenzó a realizar papeles serios, como en "Contre-enquête" (2007), donde interpretó a un policía que busca al asesino de su hija; "Le bruit des glaçons" (2010), donde encarnó a un escritor con cáncer; o "Un balcon sur la mer", en el que se puso la piel de un argelino de origen francés acosado por su pasado.
Pero el actor de sonrisa cautivante no abandonó la comedia. En 2006 colaboró por primera vez con Hazanavicius en "OSS 117, Le Caire Nid despions", una parodia de James Bond y "pastiche" de los filmes populares de los años 1950. El actor retomó su papel de Hubert Bonisseur de la Bath en 2009 para la segunda entrega, "OSS 117, Rio ne répond plus".
En "Un homme et son chien" (2008), Dujardin compartió cartel con el gigante de la actuación Jean-Paul Belmondo, con quien a menudo es comparado por su capacidad para personificar con humor y cierto brillo al francés no demasiado promedio.
Tras su consagración en Hollywood, algunos se preguntan si el actor se verá tentado a seguir una carrera estadounidense. Pero Dujardin -cuyo inglés es todavía muy rudimentario- recientemente puso las cosas claras: "Es lo mismo".
"No soy yo quien va a decidir tener una carrera en Estados Unidos. Soy un actor francés, seguiré siendo lo que siempre fui", aseguró unos días después de haber firmado -nunca se es demasiado prudente- un contrato con una de las agencias de talentos más poderosas de Hollywood.