X
Revista

Padres separados y límites a los hijos

Cuando los padres están separados, este hábito educativo se vuelve aún más complicado.

22/08/2014

Aunque el estado civil pueda cambiar, uno es padre o madre para toda la vida. Pero la realidad es que, tras un divorcio, ponerle límites a los chicos se vuelve aún más complicado. La importancia de reunirse con el ex y llegar a buenos acuerdos.

Uno de los temas que más preocupa a los padres es cómo poner límites a sus hijos, sin que eso genere un conflicto. Cuando nos preguntamos por qué es tan difícil, surgen varios motivos: el desgaste de estar todos los días con los chicos, el pasarnos horas trabajando (y al llegar a casa seguir tensos porque hay que decir “no”), la insistente actitud de los chicos que nos hace bajar los brazos, la culpa, y los miedos de hasta dónde limitar.

Cuando los padres están separados, este hábito educativo se vuelve aún más complicado. Las normas entran en conflicto cuando no son consensuadas por ambas partes. Generalmente esta falta de acuerdo se transforma en un potencial problema, por no poder poner en acto las expectativas sobre la otra persona.

Cuando esperamos algo del otro y no se lo decimos, terminamos abriendo juicios y generando enojos innecesarios. De comunicarlos a tiempo, se pueden prevenir males mayores. No hay límites posibles sin acuerdos entre quienes son los responsables de su administración.

¿Cómo darnos cuenta si estamos poniendo límites correctamente?

Te proponemos que este fin de semana te sientes un rato con el papá de tus hijos y hagan el siguiente ejercicio:

1) Buscar de común acuerdo un lugar tranquilo y sin interrupciones (¡se puede apagar el teléfono una hora, no va a pasar absolutamente nada!)

2) Tomar un papel y un lápiz, y responder con sinceridad: ¿Qué esperamos de nuestros hijos? ¿Cuáles son los aspectos positivos y negativos que vemos en su conducta de acuerdo a lo que nos hemos propuesto como padres?

3) Empezar por los hábitos de los niños: ¿Duermen en horario? ¿Hemos consensuado los horarios de TV, tablets u otras pantallas? ¿Son autónomos en el estudio? ¿Cómo son las comidas?

4) Si son adolescentes: ¿Cuál es el uso que hacen de las redes sociales? ¿Qué horarios hemos fijado para el regreso de sus salidas? ¿Cuáles son las responsabilidades que les hemos dado en casa? ¿Hemos logrado resultados satisfactorios en la vida escolar? ¿Cómo es el orden del cuarto?

5) Respecto a los días que los chicos pasan con cada uno (en casa de mamá o en casa de papá): ¿Los hemos organizado de acuerdo a nuestra agenda o a la agenda de los chicos? ¿Alteran sus normales actividades, horarios escolares, clases de idiomas o prácticas deportivas? ¿Cómo hemos pensado en alterarles la vida lo menos posible?

Nuestro lugar como padres es indelegable

Aunque el estado civil pueda cambiar, uno es padre o madre para toda la vida. Los padres nunca se divorcian de los hijos, por lo tanto tenemos que ser socios en estos objetivos que nos comprometen para siempre, más allá de la ruptura de la pareja y de las nuevas parejas que podamos tener en el futuro.

Si no estamos nosotros, no hay nadie o hay otros que muchas veces ponen en peligro el normal desarrollo de la vida de nuestros hijos. Aunque es cierto que hoy los límites no tienen buena prensa, existe una estrecha relación entre amor y bien: "Porque te amo te cuido y porque te cuido muchas veces te digo no..."

El correcto ejercicio de la autoridad es columna vertebral del comportamiento humano. Ni el autoritarismo vacío de sentido ni el permisivismo facilista permiten un sano crecimiento y, mucho menos, una preparación para la exigente vida moderna.

Trabajosa la tarea de guiar, de enderezar, de corregir y de dar respuestas que -quizás- ni uno tiene. Pero… Qué gusto da ver el árbol florecido, ¿no?