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La consideración ambiental no es utópica, es productiva

Opinión. La consideración del medio ambiente es impostergable. La capacidad productiva potencial de alimentos, energía y agua de nuestro territorio es un valioso activo intergeneracional, social y económico, que es necesario conservar e incrementar en el largo plazo, que siempre llega.

16/07/2013

Son tiempos de estrategias globales y de inmediatas y dinámicas agendas locales. En el caso de nuestra extensa provincia agropecuaria, aún embrionariamente industrializada, la sostenibilidad productiva es un concepto insoslayable.

La consideración del medio ambiente es impostergable. La capacidad productiva potencial de alimentos, energía y agua de nuestro territorio es un valioso activo intergeneracional, social y económico, que es necesario conservar e incrementar en el largo plazo, que siempre llega.

La reciente sequía pego muy duro en nuestro campo, la producción total de granos cayo a la mitad entre las últimas 2 cosechas: de 6,6 a 3,3 millones de toneladas anuales. Los márgenes de las utilidades netas de los productores, imprescindibles para la necesaria re-inversión, han disminuido tanto en los campos propios como más aun en los arrendados. El actual flete carretero promedio de $300/tonelada entre La Banda y Rosario es otro costo mas de nuestros productores agropecuarios, muy eficientes hasta sus tranqueras.

Sus ingresos netos ya se sitúan en menos del 40% de los precios de los productos puestos en el puerto. Pero, además debería ser creciente nuestra grave preocupación por la evolución de la relación de la siembra de oleaginosas (soja, girasol) frente a la de los cereales (trigo, maíz, sorgo) que, en las ultimas 3 décadas, paso de ser superficies similares a casi triplicar actualmente las primeras. La ausencia de esa muy necesaria rotación consume al recurso suelo y le quita eficiencia al riego. Clara consecuencia de equivocadas políticas fiscales nacionales.

El efecto productivo es el de “una fábrica” a la que no se la mantiene y se la utiliza in-apropiadamente. Así, la consumimos gradualmente. El sorgo, el trigo, el maíz y las pasturas son imprescindibles por un estricto utilitarismo, pero de largo plazo, que es el relevante para una sociedad. Sostienen al ecosistema local, “nuestra fabrica”, aportando la necesaria biomasa, previniendo las erosiones y conservando las humedades, todo lo cual incluso mejora los rendimientos de los rentables cultivos de soja y girasol.

Probablemente no se le presta la debida atención a esta importante cuestión porque pocos la están mensurando, en la vorágine del permanente corto plazo que nos auto imponemos, y debido a que aun el empleo agropecuario formal es solo el 10% del empleo total provincial. Pero, es el corazón de nuestras crecientes exportaciones, actualmente de mas de u$600 millones anuales, y explica al 25% de nuestro PIB provincial.

Es claramente el sector productivo local más genuinamente competitivo, detrás del cual todas las producciones y los servicios se deberían alinear y al que estratégicamente debemos preservar. Más aun, con las extraordinarias oportunidades que brindan las cadenas industriales agroalimentarias y energéticas, si los incrementos de valor económico se derraman por todo nuestro territorio, como consecuencia de las importantes inversiones que se están efectuando en riego, energía y transporte interno.