El ladrón ingresó a una casa creyendo que estaba vacía y fue sorprendido por su dueño. Nunca se imaginó lo que le esperaba.
Un delincuente ingresó a una vivienda en Brasil creyendo que no había nadie. Mientras estaba buscando dinero, el dueño de la casa, un tatuador, lo sorprendió por atrás y logró reducirlo.
En vez de llamar a la policía, como probablemente haría cualquier persona en su lugar, el hombre decidió darle un castigo que nunca podrá olvidarse: le tatuó la frente.
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Lo sentó. Tomó la aguja y empezó a realizarle un tatuaje. El delincuente ni siquiera intentó resistirse. "Yo soy ladrón y vacilão (bobo, zopenco)", le escribió.
Para completar la venganza, filmó el momento y publicó el video en internet. Hasta ahora, no se reveló la identidad de los protagonistas.