El 10 de diciembre de 2015, dos aviones Pucará interceptaron una avioneta de uso civil que sobrevolaba el microcentro porteño.
Dos aviones Pucará de la Fuerza Aérea demoraron apenas 45 segundos en interceptar un vuelo irregular que se dirigía hacia el microcentro porteño la tarde del 10 de diciembre de 2015, la fecha en que Mauricio Macri asumió la Presidencia de la Nación.
Sorprendido por la advertencia de que sus escoltas estaban armados, el piloto de una avioneta que estaba de paseo atinó a decir que no había tenido en cuenta la fecha y que no se había enterado de las restricciones que se establecieron para volar ese día.
Poco después, fue obligado a descender en un aeródromo del sur del conurbano bonaerense.
Esta anécdota y varias otras son muestra de la falta de hábito de los pilotos civiles para declarar su plan de vuelo y que complejiza el trabajo del Comando Aeroespacial para saber cuáles son las aeronaves que tienen como fin cometer un ilícito y cuáles son las que -por desconocimiento, desidia o pereza de sus pilotos- no notifican sus actividades a las autoridades.
Durante la visita del presidente estadounidense Barack Obama a la Argentina en 2016, y en ocasión de que el personal de la seguridad presidencial de ese país visitó el Centro de Operaciones Aeroespaciales (COAe) de la localidad bonaerense de Merlo, los radares también mostraron un avión volando en dirección al área metropolitana de Buenos Aires a pesar de los avisos que habían circulado sobre la zona de exclusión vigente.
Alcanzado por los aviones interceptores, el piloto de una avioneta civil acató la orden de aterrizar y explicó que nunca había declarado sus planes de vuelo y que tampoco se había enterado de las restricciones establecidas para esa fecha.
El comandante Aeroespacial del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, brigadier Juan José Janer, explicó a Télam que "los pilotos que no declaran sus planes de vuelo y vuelan en espacios donde su presentación es obligatoria, son uno de los inconvenientes más recurrentes, ya que se debe disponer de parte de la capacidad y recursos para tratar de identificarlos".
"Si tenemos que plantear un operativo de interceptación, terminamos pidiendo a los vuelos comerciales del área que se desvíen y se ocasionan otros trastornos que se pueden prevenir con un poco de buena voluntad", añadió el brigadier.
"En este tema estamos trabajando con las autoridades civiles para que la declaración del plan de vuelo sea un trámite obligatorio y para que aquellos que no lo cumplan reciban algún tipo de sanción. Hay que generar conciencia de que si tengo varios vuelos irregulares y gasto recursos siguiendo alguien que simplemente no avisó, ello sin dudas entorpece, encarece y complica encontrar al que quiere pasar desapercibido", agregó Janer.
En este sentido, el militar ejemplificó que muchas veces los pilotos de vuelos irregulares se meten en corredores aéreos habilitados pero sin declarar plan de vuelo, y tratan de pasar desapercibidos. "Tuvimos el caso de uno que seguía la ruta en la frontera entre Argentina y Uruguay entrando y saliendo de uno y otro espacio aéreo y, cuando comprobamos que no estaba registrado de ninguno de los dos lados, coordinamos con los uruguayos que lo esperaron y lo forzaron a bajar en Durazno", recordó.
Janer explicó que "en algunas zonas de la frontera norte es muy común la práctica recreativa del parapente y muchas veces detectamos que pueden ir y venir de un lado y otro del límite internacional, por lo que es necesario regularlo".
Por su parte, el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, el teniente general Bari Sosa, destacó que "todo este accionar sistémico que tiene lugar en el operativo 'Fronteras' constituye un verdadero ejemplo del trabajo en equipo".
"Para todos estos desafíos que se nos plantean debemos elaborar las teorías estratégicas que combinen objetivos nacionales con medios disponibles y modos de empleo. Los recursos no son infinitos y debemos ser creativos y rigurosos en la administración de los mismos", afirmó.