Los médicos forenses analizaron los restos de Fernando Pérez Algaba, mientras los investigadores tratan de saber cuál fue el móvil del crimen.
El hallazgo del cadáver descuartizado de un empresario en la localidad de Ingeniero Budge ha conmocionado a la comunidad, y la autopsia realizada por los forenses ha arrojado detalles escalofriantes sobre las circunstancias de su muerte.
El empresario Fernando Pérez Algaba fue encontrado sin vida en un terreno baldío de la mencionada localidad, lo que desató una intensa investigación por parte de las autoridades.
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Según los primeros datos obtenidos de la autopsia, se desprende que Pérez Algaba falleció a consecuencia de las “lesiones provocadas por dos disparos de arma de fuego que ingresaron en la zona de la espalda efectuados con anterioridad a su descuartizamiento”.
Asimismo, señalan que el cuerpo “presentaba una herida cortante en la zona de la espalda”, pero que fue realizada “después de la muerte”.
Este jueves, el fiscal Marcelo Domínguez, titular de la UFI N°5, recibió el testimonio de amigos del empresario, quienes aseguraron que el hombre alquilaba un departamento de manera temporaria en Olazábal al 1061, de la localidad de Ituzaingó. Dijeron además que había estado unos cuatro meses en Barcelona y luego en Miami.
Quienes lo conocen refieren que se había escapado por las deudas millonarias que la víctima tenía. De acuerdo a los testimonios de sus allegados, Pérez Algaba había invertido en criptomonedas y no le había ido bien. Luego, por lo que cuentan quienes declararon en la fiscalía, “su situación económica mejoró”.
El cuerpo de Fernando “Lechuga” Pérez Algaba fue encontrado el domingo por un grupo de nenes que se encontraban jugando fútbol en Ingeniero Budge, Lomas de Zamora. Estaba descuartizado, adentro de una valija. Su cabeza fue hallada horas después en el interior de una mochila, mientras que su torso estaba flotando en el arroyo del Rey.
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Las últimas informaciones precisaron que quien realizó la denuncia de paradero por la desaparición de Pérez Algaba fue la dueña del departamento que alquilaba en Ituzaingó, donde se hizo un allanamiento durante la tarde del miércoles.
En el domicilio se secuestró un certificado de su psiquiatra en el que se consigna que la víctima presentaba un cuadro depresivo y de ansiedad. En el mismo se le aconsejaba que viajara con su perro.
Se sabe que tenía un bulldog francés de color beige claro, de nombre “Kupper”, que en la actualidad se lo está buscando. El hombre lo tenía tatuado en su mano, por ese detalle su hermano Rodolfo lo pudo reconocer.
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El hermano declaró también en la fiscalía, pero no pudo aportar datos relevantes para el avance de la pesquisa. Dijo que no compartía el estilo de vida de su hermano, fundamentalmente en lo referente a su situación económica.
De las pericias surgió que para la fecha de su desaparición, y posterior aparición sin vida, la víctima se movilizaba en una camioneta Land Rober Range Rover Evoque el año 2012 a nombre de Antártida Compañía Argentina de Seguros S.A. Se investiga qué relación tenía su trabajo con el crimen.