Para incondicionales de las distopías tronadas.
Por Pablo Vázquez
Para Fotogramas
El ansia de blockbusters de la actual coyuntura tiene un curioso daño colateral: las ‘películas piloto’, tentativas de sagas que se quedan en su punto de partida y que van camino de convertirse en un género autónomo. Entre otras, La brújula dorada, La quinta ola, Soy el número cuatro, o mis favoritas, Las crónicas de Spiderwick y Ciudad de huesos. Es más que probable, a no ser que anuncien una secuela inmediata, que esta adaptación de la primera parte de la trilogía de Patrick Ness acabe engrosando esta fosa común de islas cinematográficas. Y merecido lo tiene: este caos andante es más bien poca cosa, pero su gracia de kitsch distópico enamora a ritmo de facepalm.
Si disfrutas con los viejos clásicos de Brian Trenchard-Smith, o no te disgustaron las mejores peores películas de Andrew Niccol [The Host (La huésped), In Time] puede que le encuentres su punto a Chaos Walking. Y si no, siempre puedes entretenerte con el romance imposible entre dos arquetipos tan actuales como el macho sensible y la mujer empoderada-porque-sí.