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Opinión y Actualidad

"Lupin" por Netflix, un ladrón clásico y moderno

La entrega, inspirada en el célebre personaje literario de Maurice Leblanc, sigue a un bandido de guante blanco frente al golpe de su vida. Tan tradicional como actual, sutil y con un gran pulso narrativo, la ficción francesa entretiene y destila hábilmente algunos comentarios sociales.

18/01/2021

Por Federico Lisica

La postal con la que abre Lupin (Netflix) es bien conocida y por ello no deja de ser seductora. Se trata de la emblemática pirámide del Louvre. Dentro del museo un batallón de empleados de limpieza nocturno lleva a cabo su trabajo. Uno de ellos pasa por delante del cuadro de Delacroix con Marianne y los desposeídos, admira la Mona Lisa y finalmente se detiene sobre un collar de diamantes y oro que perteneció a María Antonieta. Valuado en millones de euros, el objeto está allí por una subasta. En realidad, será robado por este sujeto inspirado en el célebre personaje literario de Maurice Leblanc cuyo “mayor talento es siempre estar adelantado al resto”. Está compuesta de diez episodios pero por ahora se han dispuesto los primeros cinco.

Lupin es un moderno y entretenido ejercicio del subgénero de crimen de guante blanco. Es también una revisión postmoderna del rocambolesco personaje cuyas proezas y golpes perfectos fueron narrados en decenas de novelas y relatos cortos a comienzos de siglo pasado. Y, finalmente, es un trampolín para que Omar Sy (Amigos intocables, X-Men: Días del futuro pasado) ande a sus anchas y resignifique ese rol. Aquí encarna a Assane Diop, el pícaro y glamuroso ladrón “que no es cualquier ladrón”, maestro del disfraz y en el cambio de identidades, que lleva a cabo el golpe de su vida. Hacerse del botín, a su vez, tiene una gran cuota de reivindicación familiar. El senegalés quiere vengar la muerte de su padre, a quien habían acusado injustamente de robarse esa pieza.

La ficción, por un lado, cuenta todo lo relativo al espectacular atraco y cómo su ejecutor se vale de un ingenio elegante. También se narra lo que sucede después de que logre su objetivo. Otro foco de interés es la vida familiar de Assane como padre separado junto a las tiene sus idas y vueltas con su ex pareja (Ludivine Sagnier). Las pinceladas sobre la coyuntura gala (el racismo, la situación de los inmigrantes, la vida de los suburbios, cierta presuntuosidad) terminan por configurar un producto destinado al disfrute masivo pero bastante avispada del peso discursivo y simbólico. ¿Un representante de los sans papier sustrayendo una joya que estuvo en el cuello de una reina decapitada en el corazón cultural de París?

Para George Kay (Killing Eve), además de establecer un relato atractivo, era importante explorar las conflictivas capas sociales que coexisten en Francia. “Quería unir todo esto y crear a un personaje que fuese un ladrón brillante, un gran tramposo y estafador y que nunca puedas confiar en él, pero luego lo empezás a conocer y tiene problemas personales con su hijo y la vida familiar. Robar diamantes en el Louvre no facilita las cosas para ser un buen padre”, señaló el showrunner.

Y, claro, está el ping pong con el personaje que le da nombre a la serie. El libro publicado en 1907 (Arsène Lupin, caballero ladrón) se cita de múltiples formas. Primero con el cuento “El Collar de la Reina” que apareció en esa obra que volvió a ser demandada en las librerías francesas. Otro rol fundamental es el del agente Guédira (Soufiane Guerrab). El encargado de investigar el caso, también fue un ávido lector de estas historias de hurtos de alto impacto. Y finalmente, está el gentleman y responsable de esta trama. Como expone Assane Lupin es más que un libro. Es mi herencia. Mi método. Mi camino. Yo soy Lupin”.