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Policiales

Perros policías santiagueños claves en la investigación sobre el caso Maldonado

Los canes de la Policía de la Provincia detectaron un rastro que puede ser crucial para resolver lo ocurrido con Santiago Maldonado.

04/09/2017

Los perros de la división canes de la Policía de Santiago del Estero participaron junto a colegas de Viedma en la búsqueda del rastro de Santiago Maldonado.

El informe entregado por los expertos al juez federal Guido Otranto, según publica el diario Clarín, indica que el pasado 16 de agosto encontraron aromas de personas, muy presumiblemente vivas, en el interior de Cushamen, departamento al noroeste de Chubut, que se corresponden a las ropas que le adjudican al artesano.

Según explicaron expertos a Clarín, el lapso máximo sobre el cual funciona con mayor precisión el grupo de perros es de 24 horas, pero en la Patagonia, debido a sus condiciones climáticas, tales como el viento, las precipitaciones y las características del suelo arcilloso del área, estas deben reducirse a unas 15 horas. En otras palabras, quien usó las ropas que fueron entregadas por los propios mapuches --con la validación de la familia como propiedad de Maldonado--, probablemente se encontraba en el área del llamado Pu Lof el día 15 entre las 18 y 19 horas.

El estudio está lejos de ser concluyente y, en la visión de un criminalista de prestigio internacional a quien consultó este diario, antes que una hipótesis debe ser considerado “una pista”. Para que el trabajo cobre mayor peso deberán esperar los resultados de los estudios de ADN hechos a las prendas. El rastro genético ofrecerá mayor precisión acerca de los individuos que se las pusieron. El documento preliminar llega a conclusiones que sorprenden a los propios expertos que están abocados a descubrir qué pasó con Maldonado. El artesano, según testigos, fue visto en Cushamen por última vez el 1 de agosto cuando personal de Gendarmería Nacional se lo habría llevado detenido.

El 16 de agosto, las brigadas caninas de Santiago del Estero y Viedma volvieron por segunda vez al terreno. Los canes buscaron rastros a partir del aroma que quedó en las ropas y accesorios adjudicadas al joven: un cuello, una boina y un buzo. Según indica el acta que fue levantada el día de las pesquisas, los animales encontraron señales claras de que el o los dueños de las ropas habían estado caminando y estacionados en distintas áreas del campo, siempre en un apretado radio de 350 metros, que tiene como eje referencial a las precarias construcciones levantadas por los ocupantes. Partiendo del aroma del cuello como elemento original, los perros siguieron rastros hacia la izquierda del campamento. Luego, utilizando como principio la boina, se volcaron hacia la derecha y, finalmente, regresaron a la derecha cuando fueron instruidos con el buzo. El perro adiestrado para descubrir restos cadavéricos no obtuvo resultados.

La conclusión preliminar de los especialistas abre nuevos interrogantes sobre el delicado escenario sobre el que se mueven los investigadores. “Los patrones de olores coinciden con alguien que anda en la zona, por 24 horas, luego de ello las condiciones se ven complejas”, le explicó el Comisario Marcelo Sialle de la policía de Santiago del Estero al juez Otranto, como parte de sus conclusiones preliminares. Fuentes de la investigación completaron estos valores, asegurando que los peritos son bien conscientes de que el rango de reconocimiento se achica a casi la mitad de horas tratándose de la geografía sureña. 

El 16 de agosto los canes además señalaron un collar de cordón que podría haber estado en manos de Maldonado de acuerdo a la conducta que estos mantuvieron al encontrarlo. “(Es) de color oscuro, con un colgante tipo colmillo y otro de material símil cuero, con dibujos”, detalla el documento.

Durante el anterior rastrillaje, hecho el 5 de agosto por los perros de las mismas brigadas, los animales les indicaron a sus guías que el rastro continuaba “vivo” cruzando el río Chubut. La primera intención fue continuar para ver hacia donde los llevaba esta iniciativa, pero miembros de la comunidad Pu Lof les impidieron a los agentes continuar. 

“Dos personas les dijeron que no podían seguir con los perros porque era territorio sagrado. Del otro lado, podía verse en una loma un grupo de unas ocho personas con el rostro cubierto. El juez Otranto suspendió la operación ante la posibilidad de iniciar un conflicto. Sin ninguna duda su presencia era amenazante”, recordó un funcionario nacional que fue testigo de los hechos. La fiscal federal Silvina Avila ya había descrito la misma situación en un informe elaborado para el Ministerio de Justicia que el Gobierno nacional enviará a la ONU.

Ahora los especialistas tienen un elemento extra para especular con que el tatuador pudo marcharse voluntariamente y continuar con una vida clandestina en algún área de las más de 1.000 hectáreas ocupadas por la gente del Pu Lof entre quienes habría integrantes del grupo Resistencia Ancestral Mapuche. Fuentes de la investigación reconocen que están dedicando una parte de sus esfuerzos a corroborar esta teoría. Sin embargo, su existencia se choca con otra hipótesis que apunta a que Maldonado no estaba en Cushamen los días 31 de julio y 1 de agosto.

Expertos consultados por Clarín subrayaron que, al tratarse de una comunidad de estilo rural, los olores de las ropas pueden convertirse en una cuestión colectiva. “Las agrupaciones de este tipo tienen coincidencias en sus aromas, podría definírselos como aromas culturales, además se trata de olores muy fuertes, tomando en cuenta las condiciones que soportan sus habitantes. A esto se le suma que en muchas ocasiones la ropa es compartida”, advierte.